Ir al contenido principal

Vinilos, conductores y peatones

La realidad es que ya son más de las dos de la madrugada y estoy abusando de la melancolía y puteando a mi sueño, que me ruega que cierre de una vez los ojos. Mis ojos derrotados por el insomnio. Estoy escuchando una canción tras otra de este grupo de reyes noruegos que hablan de qué es conveniente y qué no. Últimamente, se han empeñado en secuestrar mis oídos (what we build is bigger than the sum of two). La realidad es que pienso en ti, en ti y en ti. Y me rallo, como los vinilos envueltos en polvo de aquella tienda de discos; la de la calle que desemboca en el Guadalquivir. Como conductor, estoy enganchado a las curvas, pero sigo con la "L" en el cristal trasero. ¿Cómo no estrellarse entonces? Como peatón, sé que fuera hay aceras, pasos de cebra y semáforos con pequeños hombres verdes, pero yo me empeño en cruzar por el medio.

Comentarios

Miguel Cobo ha dicho que…
En Oniria no hay señales de tráfico ni código de circulación: ¡Duerme y sueña! En cuanto a tu escrito, te conduces muy bien. Quítate ya esa L.
Sabela ha dicho que…
Vi a los Kings of Convenience en Vigo en concierto hace un par de semanas, no los conocía y me parecieron geniales... pero, ¿tanta melancolía no será mala para salud? (por buena que sea para la literatura)
:*
Unknown ha dicho que…
Yo también los descubrí hace poco Beluka. Se me escaparon en Madrid (los descubrí luego por casualidad y justo habían actuado). Qué suerte verlos por Vigo. Y sí,tengo una borrachera de melancolía que deja mucha resaca. A ver si dejo de bebérmela toda. Bicos
Ro ha dicho que…
se confirma entonces nuestra conversación, no? la felicidad da textos malísimos. yo tuve que putearme un poco para sacar texto nuevo
www.fotolog.com/sugus_azul

(el jueves beberemos lo que haga falta)

Entradas populares de este blog

Muñoz Molina y mi colección de muñecos de goma

El otro día le dieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina. Hoy descubierto su autorretrato , que es emocionante, sencillo y hermoso. Muñoz Molina es de Úbeda, un andaluz de Jaén. Al leerlo, me ha parecido escuchar de nuevo historias de mi padre, vivencias de mi abuelo Alfonso y de otros miembros de mi familia, que son de allí o de otros pueblos de Jaén. Vivencias que son mías también. Mi relación literaria con Muñoz Molina empieza un invierno en Lisboa. Me abrigué mucho con sus páginas. Luego me he puesto su ropa otras veces. Sea invierno o sea verano, en columnas o en novelas. Mi padre siempre me ha hablado de él con admiración y con cariño. Recuerdo una vez, cuando chico, que nos lo encontramos en Úbeda en los soportales donde vendían los muñecos de goma que tanto me gustaba coleccionar. Eso me ha traído otros recuerdos. En mi trastero de Córdoba, ciudad donde nací y me crié, viven ahora todos los muñecos de mi infancia: Astérix, Espinete, S...

Deseo...

que no desaparezcan las marcas de tus besos, que el viento no se canse de soplar, que tu ropa interior sea mi almohada, que las olas no se olviden del mar, que tu manual venga sin instrucciones, que naveguen mis versos sin timón, que la distancia sea tu ombligo. PD: En los tranvías... Todo esto deseo en los tranvías llamados deseo.

Receta para un poema

Un domingo nublado, que sea febrero y tú estés lejos. Tres canciones de Norah Jones, con el volumen no muy alto, para que sepa a complicidad. Una cucharada de invierno, pero pequeña. Tus dos fotos preferidas y una pizca de melancolía. Remover todo suavemente en una cama. Y calentar, calentar a fuego lento debajo de las sábanas. Puede que veinte minutos basten, eso ya depende del gusto de cada cual. Luego, si te apetece, añadir recuerdos con sal y pasear por el Retiro. Importante: no mezclar con alcohol ni humo.