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Mostrando entradas de agosto, 2013

Claro de luna

Maldigo. Maldigo la palabra bomba maldigo la palabra guerra maldigo la palabra justicia cuando no es justicia maldigo la prostitución de palabras e inocentes maldigo la palabra silencio si hablar es preciso maldigo la palabra si el silencio llama. Maldigo no encontrar el final de la conjugación de maldigo. Lamento. Lamento Siria lamento Egipto lamento Somalia lamento Haití lamento Irak lamento esta lista incompleta que no abandona el etcétera, lamento los puntos suspensivos del olvido. Lamento no encontrar el final de la conjugación de lamento. Siento. Siento repugnancia siento asco siento escalofríos siento impotencia siento repugnancia por nuestra impotencia por nuestra (in)capacidad de reacción siento no encontrar el final de la conjugación de siento. Me entristece. Me entristece la herida me entristece lo ingrato me entristece la cobardía me entristece nuestra cobardía me entristece la complicidad de una boca callada me entristece el l

Lluvia

Te cuento que aquí suele llover las tardes de agosto. Es una lluvia caprichosa que no repite horario ni vestido. A veces es ligera y suave, otras es feroz e insaciable. No sé si algo o alguien la llama, (es curioso escribir llama en un poema de lluvia) pero sé que viene cuando las nubes se ponen su traje gris oscuro. Sucede a menudo que no le gusta bailar sola y truenan truenos, y relampaguean relámpagos como brillantes teloneros.

Los atunes son insomnes

Hace unos meses, mi padre asistió a una charla con Manuel Vicent durante la Feria del Libro de Córdoba. Mi padre le habló de mi blog, "El primer atún de Ulises", le dijo que llevaba ese título por su novela "Son de Mar" y que si podía dedicarme unas palabras. Vicent le respondió "dígale a su hijo que los atunes son insomnes". A propósito de esta frase, investigué otras entrevistas a Manuel Vicent en la red y encontré este fragmento, que me gusta mucho: "El atún es un pez que navega insomne, sin dejar de comer, devorar o navegar. A partir de ahí he imaginado que los náufragos, como los atunes, siempre vuelven a la vida. Quiero decir que todos los náufragos resucitan. El comienzo de este proceso, es decir, el manual de resucitados, es una llamada, un amor, alguien que puede estar en la tierra esperando al que vuelve del mar" (Manuel Vicent).