En el desierto de mis ideas espero un espejismo onírico que se contagie a mi realidad y me lleve a ti, a lo más profundo de tus huesos.
El otro día le dieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina. Hoy descubierto su autorretrato , que es emocionante, sencillo y hermoso. Muñoz Molina es de Úbeda, un andaluz de Jaén. Al leerlo, me ha parecido escuchar de nuevo historias de mi padre, vivencias de mi abuelo Alfonso y de otros miembros de mi familia, que son de allí o de otros pueblos de Jaén. Vivencias que son mías también. Mi relación literaria con Muñoz Molina empieza un invierno en Lisboa. Me abrigué mucho con sus páginas. Luego me he puesto su ropa otras veces. Sea invierno o sea verano, en columnas o en novelas. Mi padre siempre me ha hablado de él con admiración y con cariño. Recuerdo una vez, cuando chico, que nos lo encontramos en Úbeda en los soportales donde vendían los muñecos de goma que tanto me gustaba coleccionar. Eso me ha traído otros recuerdos. En mi trastero de Córdoba, ciudad donde nací y me crié, viven ahora todos los muñecos de mi infancia: Astérix, Espinete, S...
Comentarios
Hace mucho que no te dejas caer por los pliegues de mi pecho y mi pleura a olvidado estremecerse bajo tu recuerdo.
En el transcurso de un latido, has recorrido mi médula de punta a punta, anudándote a cada coyuntura que en un pasado fuera rozada por tus labios.
Has punzado un par de veces y después, lánguidamente te has deslizado al lugar que te pertenece. Mi piel te ha respondido desde su paralelismo, instintivamente orientado sus poros hacia la inmensidad, donde quieras hallarte.
Cuando me he apeado de la fugacidad de tu imagen, era ya tarde.
Un rincón de mis entrañas ha pestañeado. Tu ascua se ha removido y gracias a su efímera incandescencia, sonreí de haberte llorado.
mj