Ir al contenido principal

Claro de luna



Maldigo.
Maldigo la palabra bomba
maldigo la palabra guerra
maldigo la palabra justicia
cuando no es justicia
maldigo la prostitución
de palabras e inocentes
maldigo la palabra silencio
si hablar es preciso
maldigo la palabra
si el silencio llama.
Maldigo no encontrar el final
de la conjugación de maldigo.

Lamento.
Lamento Siria
lamento Egipto
lamento Somalia
lamento Haití
lamento Irak
lamento esta lista incompleta
que no abandona el etcétera,
lamento los puntos suspensivos
del olvido.
Lamento no encontrar el final
de la conjugación de lamento.

Siento.
Siento repugnancia
siento asco
siento escalofríos
siento impotencia
siento repugnancia
por nuestra impotencia
por nuestra (in)capacidad de reacción
siento no encontrar el final
de la conjugación de siento.

Me entristece.
Me entristece la herida
me entristece lo ingrato
me entristece la cobardía
me entristece nuestra cobardía
me entristece la complicidad
de una boca callada
me entristece el lado salvaje
del capitalismo
me entristece no encontrar el final
de la conjugación de me entristece.

Pienso.
Pienso que cualquier persona
debería tener la oportunidad
de ver un claro de luna.

(Hoy Debussy habría cumplido años. ¿Por qué un lugar tan hermoso se empeña en destruir en lugar de crear?)



Comentarios

Emilio Calvo de Mora ha dicho que…
Música habría que ponerle para poder repetir lo que has escrito.
Hermoso, triste en su hermosura.
La fatalidad y la injusticia y el caos a veces hacen que aflore el poema. Muy bien llevado lo de Debussy, que hoy el Google le hace un Noddle (me estoy liando) fantástico.
Un saludo, Alfonso.
Ceciely ha dicho que…
Puro sentimiento y coraje. Comparto tu visión y protesta. Bien traído el video.
Saludos cordiales desde Québec.
Ceciely.
Unknown ha dicho que…
Agradezco tarde, pero antes que nunca vuestros comentarios. Gracias, Emilio. Gracias, Ceciely.

Abrazos,

Alfonso Cobo

Entradas populares de este blog

Muñoz Molina y mi colección de muñecos de goma

El otro día le dieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina. Hoy descubierto su autorretrato , que es emocionante, sencillo y hermoso. Muñoz Molina es de Úbeda, un andaluz de Jaén. Al leerlo, me ha parecido escuchar de nuevo historias de mi padre, vivencias de mi abuelo Alfonso y de otros miembros de mi familia, que son de allí o de otros pueblos de Jaén. Vivencias que son mías también. Mi relación literaria con Muñoz Molina empieza un invierno en Lisboa. Me abrigué mucho con sus páginas. Luego me he puesto su ropa otras veces. Sea invierno o sea verano, en columnas o en novelas. Mi padre siempre me ha hablado de él con admiración y con cariño. Recuerdo una vez, cuando chico, que nos lo encontramos en Úbeda en los soportales donde vendían los muñecos de goma que tanto me gustaba coleccionar. Eso me ha traído otros recuerdos. En mi trastero de Córdoba, ciudad donde nací y me crié, viven ahora todos los muñecos de mi infancia: Astérix, Espinete, S...

El poeta puede

El poeta puede ver el beso medio lleno o medio vacío El poeta lima El poeta lame El poeta no tiene lema El poeta le busca todas las vueltas a Roma rema que te rema rima que te rima de ramo en ramo El poeta puede volar por los aires y estrellarse en el cielo. Acaso entonces se da cuenta: su poema ha llegado a su ocaso.

Una historia-estufa (invierno en Madrid)

Me apetece contarte una historia que te abrigue este invierno. Una historia-estufa que te arrope en una oscura tarde de diciembre en Tribunal o en un frío amanecer de enero en Noviciado. Quiero escribirte una historia con mis guantes y bufandas cobijándote del frío mientras esperas el autobús de vuelta a casa en Atocha. Podría quizás susurrarte una historia de osos, que hibernan en cuevas secretas, ajenas a los túneles del metro de Bambú. Me apetece soplarte (vapor, vapor) si tus dedos se congelan esperando al semáforo en verde en Gran Vía. Me apetece contártelas, pero no sé por dónde empezar. Mientras lo pienso, escucho al termómetro estornudar por la llegada de los números pequeños en la próxima estación.