Ir al contenido principal

El silencio de octubre



El silencio de octubre
quiso decir muchas cosas
pronunció la palabra excusa,
y coqueteó con el abandono voluntario,
con la dejadez consentida.

El silencio de octubre
significó que hubo versos en otras paredes
distintas a estas,
que mis labios, que andaban en busca hace unos años,
hallaron la captura deseada.

El silencio de octubre
ocurrió porque está ella,
que secuestra el gris para colorearlo.
Lo hace cada día. Es un fenómeno cromático
que enamora. Casi tanto como sus labios.

El silencio de octubre
es música en bicicleta,
paseos de cine,
centrifugado
y pinzas de la ropa.

El silencio de octubre
es que el tiempo se congela
y el calendario, a modo de flecha,
señala cama, abrazo, beso
y así no hay Finlandia que cien años dure.

PD: En noviembre, sucede parecido a octubre, pero me reencuentro con estas paredes. Está feo que se queden amarillentas, sin una mano de escritura de vez en cuando.

Comentarios

Miguel Cobo ha dicho que…
Podríamos recurrir a Freud para psicoanalizar estos silencios. Según el célebre austriaco, la creación artística sería una forma de sublimación de la libido.

En este caso ha sido "sublimada" por otros cauces más naturales.

Abrazos.

Entradas populares de este blog

Muñoz Molina y mi colección de muñecos de goma

El otro día le dieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina. Hoy descubierto su autorretrato , que es emocionante, sencillo y hermoso. Muñoz Molina es de Úbeda, un andaluz de Jaén. Al leerlo, me ha parecido escuchar de nuevo historias de mi padre, vivencias de mi abuelo Alfonso y de otros miembros de mi familia, que son de allí o de otros pueblos de Jaén. Vivencias que son mías también. Mi relación literaria con Muñoz Molina empieza un invierno en Lisboa. Me abrigué mucho con sus páginas. Luego me he puesto su ropa otras veces. Sea invierno o sea verano, en columnas o en novelas. Mi padre siempre me ha hablado de él con admiración y con cariño. Recuerdo una vez, cuando chico, que nos lo encontramos en Úbeda en los soportales donde vendían los muñecos de goma que tanto me gustaba coleccionar. Eso me ha traído otros recuerdos. En mi trastero de Córdoba, ciudad donde nací y me crié, viven ahora todos los muñecos de mi infancia: Astérix, Espinete, S...

El poeta puede

El poeta puede ver el beso medio lleno o medio vacío El poeta lima El poeta lame El poeta no tiene lema El poeta le busca todas las vueltas a Roma rema que te rema rima que te rima de ramo en ramo El poeta puede volar por los aires y estrellarse en el cielo. Acaso entonces se da cuenta: su poema ha llegado a su ocaso.

Una historia-estufa (invierno en Madrid)

Me apetece contarte una historia que te abrigue este invierno. Una historia-estufa que te arrope en una oscura tarde de diciembre en Tribunal o en un frío amanecer de enero en Noviciado. Quiero escribirte una historia con mis guantes y bufandas cobijándote del frío mientras esperas el autobús de vuelta a casa en Atocha. Podría quizás susurrarte una historia de osos, que hibernan en cuevas secretas, ajenas a los túneles del metro de Bambú. Me apetece soplarte (vapor, vapor) si tus dedos se congelan esperando al semáforo en verde en Gran Vía. Me apetece contártelas, pero no sé por dónde empezar. Mientras lo pienso, escucho al termómetro estornudar por la llegada de los números pequeños en la próxima estación.