He empezado con los huesos
de tu espalda,
y una blusa transparente
que aprendo a desabrochar
a cámara lenta,
con una sola mano.
Los otros cinco dedos
se pierden en tu pelo
y alrededores.
Al mismo tiempo, mi boca
convence a la tuya
de que besarnos es un acierto.
Tu cuello asiente,
tu lengua actúa.
Entonces, te recorro
y en tu cuerpo
estalla una tormenta:
rayos, truenos, ¡primavera!
Tus manos,
muy celosas de las mías,
viajan en ascensor
arrasando a su paso
cremalleras y botones.
Al final, tú y yo desnudos
en un espacio de
libre circulación,
riéndonos de las fronteras
y del parte meteorológico.
de tu espalda,
y una blusa transparente
que aprendo a desabrochar
a cámara lenta,
con una sola mano.
Los otros cinco dedos
se pierden en tu pelo
y alrededores.
Al mismo tiempo, mi boca
convence a la tuya
de que besarnos es un acierto.
Tu cuello asiente,
tu lengua actúa.
Entonces, te recorro
y en tu cuerpo
estalla una tormenta:
rayos, truenos, ¡primavera!
Tus manos,
muy celosas de las mías,
viajan en ascensor
arrasando a su paso
cremalleras y botones.
Al final, tú y yo desnudos
en un espacio de
libre circulación,
riéndonos de las fronteras
y del parte meteorológico.
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