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Y en tu cuerpo estalla una tormenta

He empezado con los huesos
de tu espalda,
y una blusa transparente
que aprendo a desabrochar
a cámara lenta,
con una sola mano.
Los otros cinco dedos
se pierden en tu pelo
y alrededores.
Al mismo tiempo, mi boca
convence a la tuya
de que besarnos es un acierto.
Tu cuello asiente,
tu lengua actúa.

Entonces, te recorro
y en tu cuerpo
estalla una tormenta:
rayos, truenos, ¡primavera!
Tus manos,
muy celosas de las mías,
viajan en ascensor
arrasando a su paso
cremalleras y botones.

Al final, tú y yo desnudos
en un espacio de
libre circulación,
riéndonos de las fronteras
y del parte meteorológico.

Comentarios

Sabela ha dicho que…
Precioso :)
Miguel Cobo ha dicho que…
Parece ser, mon fils, que estar "atormentado" no siempre significa estar sufriendo. Alta temperatura poética, material inflamable, palabras en estado de ignición. Ahora bien, no conviene reirse del parte meteorológico: los resfriados acechan en esas circunstancias.

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