Ir al contenido principal

365



Diciembre, te toca cerrar la puerta:
atrás dejaste un noviembre agridulce,
de maletas quebradizas y besos invisibles
un octubre que se perdió entre hojas,
días de palabras liberadas y condes indecisos;
septiembre supo a reencuentros furtivos,
a amistades embriagadas
fieles, pero efímeras;
me robaron agosto tras alejarme de mi orilla
olas suaves del sur
borradas tras espumas doradas y borrosas;
las melodías inundaron julio,
las ciudades susurraban versos al oído;
incierto y decolocado me encontró junio
vagaba por las calles guiado por los gritos;
en mayo no hubo fotos,
el carrusel no dejaba de dar vueltas
y el camino hacía eses;
abril fue azul,
sonaban los Beatles tras navegar mares negros
de Europa a Asia, descalzo y sorprendido;
el francés conquistó marzo,
je, tu, il, elle, nous, vous, ils, elles
una bici sueca me paseó en febrero
y Viena me embrujó sin avisar;
en enero se abrió la puerta
que hoy cierras, doce.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
une autre année s'en va, mais on reste, on reste.

Te quiero Fon!
phj
Anónimo ha dicho que…
Precioso poema...
carelen ha dicho que…
Qué quieres que te diga Alfonso?? Ya sabes lo que opino de tus poemas!! Impresionante. Me ha encantado!! Sigue así para poder llenar con palabras sentidas los momentos sin sentido!. Un besazo. muaka!

Entradas populares de este blog

El poeta puede

El poeta puede ver el beso medio lleno o medio vacío El poeta lima El poeta lame El poeta no tiene lema El poeta le busca todas las vueltas a Roma rema que te rema rima que te rima de ramo en ramo El poeta puede volar por los aires y estrellarse en el cielo. Acaso entonces se da cuenta: su poema ha llegado a su ocaso.

Facebook

Veo en un pequeño recuadro que ahora eres amiga de Brian y Marcella y que a las nueve de este otoño irás a beber melancolía de once grados con Luis. Descubro que te gusta pisar los charcos cuando llueve y que detestas los inviernos en abril. Aunque ya no hablo contigo, conozco tu ciudad actual y recuerdo cuál fue tu origen, que cumples años en diciembre y te gusta prender fuego al calendario si te arrastra la nostalgia en primavera. Últimamente has viajado a Lisboa, intuyo que te mecen los tranvías y te seducen los viejos cafés color sepia. Lo sé por tu fotografía en aquella calle de Bruselas, donde Magritte fumaba en pipa dorada. Sueles cambiar de cara a menudo, me divierten tus gafas de sol en noviembre y disfruto con tu colección de sonrisas o el último vestido azul que guardas en tu perfil. Vuelves a estar soltera, aunque te acompañan ciento veinte comentarios por debajo dándote ánimos y diciendo que él era un idiota. Aún tiritas cuando alguien te habla del pasado. Por eso has borr...

Una historia-estufa (invierno en Madrid)

Me apetece contarte una historia que te abrigue este invierno. Una historia-estufa que te arrope en una oscura tarde de diciembre en Tribunal o en un frío amanecer de enero en Noviciado. Quiero escribirte una historia con mis guantes y bufandas cobijándote del frío mientras esperas el autobús de vuelta a casa en Atocha. Podría quizás susurrarte una historia de osos, que hibernan en cuevas secretas, ajenas a los túneles del metro de Bambú. Me apetece soplarte (vapor, vapor) si tus dedos se congelan esperando al semáforo en verde en Gran Vía. Me apetece contártelas, pero no sé por dónde empezar. Mientras lo pienso, escucho al termómetro estornudar por la llegada de los números pequeños en la próxima estación.