Me propuse esta madrugada empezar una sección nueva, quizás carezca de valor literario, pero sí tratará de ser un poco más real y, también refleja, aunque de otra forma, mis sentimientos (en este caso de rabia e impotencia). Este es mi tercer año como becario (entre medias, logré ser una vez algo parecido a un redactor). El último mono, que le llaman. Bueno, el último para el sueldo sobre todo. Un sueldo de becario, cuando existen (que, encima tendría que dar las gracias por lo afortunadísimo que soy), es como los M&Ms (sí, las chocolatinas), se derriten en tus manos. Son irrisorios. Hoy llegó la mensualidad de mi primer medio mes este verano: 102, 9 euros. Creo que puedo poner la primera letra de mi hipoteca, ¿verdad? Sé que estoy empezando, que no soy Larra, ni mucho menos lo pretendo. Sin embargo, un sueldo de este tipo sirve, más que para animarte, para todo lo contrario. Pensar que en los días que trabajé no llegaba a ganar 11 euros al día. A mí me gusta escribir, me encanta, pero a este precio...casi es mejor hacerlo gratis y escribir sobre lo que te guste...y ser feliz quizás. Si fuera francés diría que asistimos a l´emmerdement du journalisme. Ningún periódico publicará nunca algo así, proque la cobardía empieza por ahí, por eso yo me desahogo en mi blog donde puedo decir lo que quiero cuando quiero. Tú, querido lector o lectora, sois testigos de ello. El periodismo apesta
En la casa de mis abuelos se escondía el Nautilus. Recuerdo ahora, muchos años después, aquellas cintas Betamax y el viejo vídeo gracias al cual Omar Sharif aparecía en la pantalla del televisor convertido en el Capitán Nemo. Yo entonces no sabía quién era Omar Sharif, pero sí que alucinaba con las aventuras del Capitán Nemo sumergido en las profundidades del mar, al mando de aquel fantástico submarino. Sentía una mezcla de admiración, miedo y curiosidad hacia el personaje, hacia sus aventuras. Mejor dicho, eso es lo que creo hoy que sentía en aquel momento. La música inicial era hipnotizadora y ha llegado hoy con un billete de regreso a mi infancia. ¿Estaba ahí el espíritu de mi germen viajero? ¿En esa mezcla de curiosidad y cobardía? ¿En querer mirar y esconderse al mismo tiempo? La respuesta es, como la isla de Verne, misteriosa. Y me gustaría mucho conocerla, pero no me atrevo a responderla. https://www.youtube.com/watch?v=6jVEOlPVRWM
Comentarios
El empezar con estas condicones tan míseras hace que muchos abandonen el propósito de vivir del periodismo, ya que eso es una misión imposible.
Compañero... Paciencia, esperemos que soplen vientos mejores y que no caigamos víctimas del refrán: "Quién espera, desespera..."
FDO: uno que no está sindicado.
Moraleja: se nos va la fuerza por la boca.
abrazos de parte del Inspector Fumero. ;)
escribir-trabajar en un periódico puede ser hasta bonito. normalmente somos tan ingenuos-ilusos que mantenemos la esperanza unos cuantos años, hasta que nos rendimos y nos tomamos el curro como una oficina más, eso sí con bastante más de ocho horas diarias de jornada, sin festivos, sin domingos, etc
quien esto te cuenta lleva ya unos añitos metido en este mundillo. he visto y oído todo tipo de barbaridades, sumisiones y atropellos. también he trabajado de gratis, de casi-gratis y hasta sin cobrar durante varios meses pese a tener contrato por falta de liquidez de la empresa (aunque al empresario no le faltaba de ná). estoy sindicado en un sindicato del que no me creo nada pero que me da asistencia jurídica gratuita (y más de una vez me ha hecho falta), por lo que recomiendo que cuando estabilices tus precarias finanzas te sindiques.
pues nada chico, que aquí estamos para lo que haga falta, no te cortes
(y visita babetas.blogspot.com, que ahí cuento cosas del periódico, cuelgo artículos que la censura interna me deja publicar y demás pamplinas, además hay enlaces a blogs de otros compañeros)
salud, letras y un buen contrato