Sudores, se pegan las sábanas en una habitación desordenada. En la habitación hay también una persona desordenada. Ideas desordenadas. Palabras desordenadas. Música de fondo, que no amansa a la fiera. Por la ventana entra poco aire. Falta oxígeno. La regadera está seca. Susurros inventados. Se cuela una tímida luz por la ventana. Silueta de naranjos que ya no huelen. Se esfuma la primavera. Se esfuma el estar a tu vera. Seguro que aquí se derrite un esquimal, seguro que aquí se derriten los sueños de labios carnosos. Sólo ropa interior. Calor, sudor, calor, sudor, calor, sudor. Y, a veces, frío. Frío, pero sudo sobre una almohada que ya no aconseja.
En la casa de mis abuelos se escondía el Nautilus. Recuerdo ahora, muchos años después, aquellas cintas Betamax y el viejo vídeo gracias al cual Omar Sharif aparecía en la pantalla del televisor convertido en el Capitán Nemo. Yo entonces no sabía quién era Omar Sharif, pero sí que alucinaba con las aventuras del Capitán Nemo sumergido en las profundidades del mar, al mando de aquel fantástico submarino. Sentía una mezcla de admiración, miedo y curiosidad hacia el personaje, hacia sus aventuras. Mejor dicho, eso es lo que creo hoy que sentía en aquel momento. La música inicial era hipnotizadora y ha llegado hoy con un billete de regreso a mi infancia. ¿Estaba ahí el espíritu de mi germen viajero? ¿En esa mezcla de curiosidad y cobardía? ¿En querer mirar y esconderse al mismo tiempo? La respuesta es, como la isla de Verne, misteriosa. Y me gustaría mucho conocerla, pero no me atrevo a responderla. https://www.youtube.com/watch?v=6jVEOlPVRWM
Comentarios
realidades que se alteran y nuevos mundos que vivir están aún por llegar.
creo que andaremos mucho juntos