
El castillo de Transilvania
es hoy un lugar lleno de luz.
Es una luz clara,
llena de muerte.
Salió a pasear el vampiro.
Una gitana rumana
quiso leerle la mano.
Hay varias hipótesis
de lo que pasó después.
Algunos dicen que el conde,
un tanto adormilado,
le hizo la cruz
provocando un suicidio
instantáneo e involuntario.
Otros cuentan que la gitana,
harta de que le metieran cuello,
le echó un mal de ajo.
Los más románticos sospechan
que la gitana y el conde
mantenían una bonita y secreta
historia de amor.
Han aparecido dos notas:
una en un puente, escrita
a sangre y tinta que dice
"me dejaste en la estacada";
la otra, es una nota de prensa
que reza:
Drácula ha muerto.
Descansa en paz, Cristopher Lee.
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