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Tarde de frío

El domingo tirita
cuando se hace de noche
y sabe que su tiempo aquí se acaba.

Bicicletas de invierno
reclaman su condición de juguete de verano
y las manos en el manillar
suplican guantes a Dios.

La lluvia
se presenta en la escena
sin tarjeta de invitación.
La dejan pasar
a pesar de eso.

No hay manual para calles mojadas
cansadas de asfalto
ni instrucciones para sortear
charcos.

Pedales y frenos.
Luces.
Intermitentes.

Algún día el viento
te dirá algo.

Comentarios

hj ha dicho que…
Y el aguacero dibuja un triste firmamento de charcos en el suelo... Muy buen poema amigo Alfon,pedalear bajo el sol de invierno tiene un regusto delicado,como tus versos.

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