Vienes del latín,
los romanos te llamaban entonces "líber",
la parte interior de la corteza de los árboles,
el nacimiento de su escritura.
Llegó después Johannes Gutenberg.
Y con él, la imprenta, la Época Moderna.
1454.
Un año antes los turcos habían tomado Constantinopla.
Johannes, editor. Johannes, papel.
El primer libro impreso de la historia. ¿Te pertenece?
¿Nos pertenece?
La criatura fue una Biblia.
1282 páginas:
la Biblia mazarina.
Pero antes de la imprenta, hubo manos.
2000 años antes.
Hojas de palmera,
tablas de madera pulida,
corteza de árboles,
hojas de seda.
Corea.
Y China.
La Historia manuscrita.
Pasaron siglos y supieron de la arcilla.
Asiria y Caldea.
Pergaminos con piel de carnero.
Roma de vuelta. El más hermoso sentimiento.
¿Por qué no doblar los pergaminos en hojas,
cortarlas y coserlas en cuadernos?
-se preguntaron en la época de César Augusto-
Así dicen que naciste.
Feliz Día del Libro. Para celebrarlo desde este blog marino y literario, un libro que habla del mar, "Océano Mar", de Baricco, en la voz de una sirena.
los romanos te llamaban entonces "líber",
la parte interior de la corteza de los árboles,
el nacimiento de su escritura.
Llegó después Johannes Gutenberg.
Y con él, la imprenta, la Época Moderna.
1454.
Un año antes los turcos habían tomado Constantinopla.
Johannes, editor. Johannes, papel.
El primer libro impreso de la historia. ¿Te pertenece?
¿Nos pertenece?
La criatura fue una Biblia.
1282 páginas:
la Biblia mazarina.
Pero antes de la imprenta, hubo manos.
2000 años antes.
Hojas de palmera,
tablas de madera pulida,
corteza de árboles,
hojas de seda.
Corea.
Y China.
La Historia manuscrita.
Pasaron siglos y supieron de la arcilla.
Asiria y Caldea.
Pergaminos con piel de carnero.
Roma de vuelta. El más hermoso sentimiento.
¿Por qué no doblar los pergaminos en hojas,
cortarlas y coserlas en cuadernos?
-se preguntaron en la época de César Augusto-
Así dicen que naciste.
Feliz Día del Libro. Para celebrarlo desde este blog marino y literario, un libro que habla del mar, "Océano Mar", de Baricco, en la voz de una sirena.
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