Son las seis y es tarde, final de este invierno. El cielo adormilado comienza a echar el telón otro día. Pronto aparecerá un nuevo escenario de luces, faros y tímidas lunas mientras el guión se desdibuja cada vez más. ¿Habrá salido el sol donde no debe llover más? ¿Habrá llovido allí donde el sol asfixia? Querría escribir de tantas cosas, pero se me traba la lengua, se me enredan los dedos. Querría contar que afuera, en la calle, las plazas no están condenadas a prisión incondicional, que lo único que puede estallar esta noche es una sonrisa que han clausurado el ciclo temático de bombas, desahucios y crímenes. Querría mentirte.