Ir al contenido principal

(breve) Dedicatoria premonitoria

No sé cuando leerás esto
porque es posible
que aún no me conozcas
y que yo no te haya visto nunca.

En cualquier caso,
el día que lo leas
entenderás que lo escribí
pensando en ti
aquel año en que el invierno
se enamoró de la lluvia.

Comentarios

Desde la luna ha dicho que…
Me encanta como escribes. Llegué a tu blog vagando por casualidad y te agrego para vagar conscientemente. Un saludo.
Unknown ha dicho que…
Nunca pensé en que alguien llegaría a estos mares vagando por casualidad desde la luna. Y me alegra de que te encanten los mensajes que a veces llegan a mi playa. Un beso desde una orilla.
Cuentista ha dicho que…
Gran poema el de "geografía", te recito como si repitiera cien veces un chiste en una semana!!
Anónimo ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Álvaro ha dicho que…
"Cómo quieres que te olvide si cuando comienzo a olvidarte, me olvido de olvidarte y comienzo a recordarte."
W. Allen

Entradas populares de este blog

Muñoz Molina y mi colección de muñecos de goma

El otro día le dieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina. Hoy descubierto su autorretrato , que es emocionante, sencillo y hermoso. Muñoz Molina es de Úbeda, un andaluz de Jaén. Al leerlo, me ha parecido escuchar de nuevo historias de mi padre, vivencias de mi abuelo Alfonso y de otros miembros de mi familia, que son de allí o de otros pueblos de Jaén. Vivencias que son mías también. Mi relación literaria con Muñoz Molina empieza un invierno en Lisboa. Me abrigué mucho con sus páginas. Luego me he puesto su ropa otras veces. Sea invierno o sea verano, en columnas o en novelas. Mi padre siempre me ha hablado de él con admiración y con cariño. Recuerdo una vez, cuando chico, que nos lo encontramos en Úbeda en los soportales donde vendían los muñecos de goma que tanto me gustaba coleccionar. Eso me ha traído otros recuerdos. En mi trastero de Córdoba, ciudad donde nací y me crié, viven ahora todos los muñecos de mi infancia: Astérix, Espinete, S...

El poeta puede

El poeta puede ver el beso medio lleno o medio vacío El poeta lima El poeta lame El poeta no tiene lema El poeta le busca todas las vueltas a Roma rema que te rema rima que te rima de ramo en ramo El poeta puede volar por los aires y estrellarse en el cielo. Acaso entonces se da cuenta: su poema ha llegado a su ocaso.

Una historia-estufa (invierno en Madrid)

Me apetece contarte una historia que te abrigue este invierno. Una historia-estufa que te arrope en una oscura tarde de diciembre en Tribunal o en un frío amanecer de enero en Noviciado. Quiero escribirte una historia con mis guantes y bufandas cobijándote del frío mientras esperas el autobús de vuelta a casa en Atocha. Podría quizás susurrarte una historia de osos, que hibernan en cuevas secretas, ajenas a los túneles del metro de Bambú. Me apetece soplarte (vapor, vapor) si tus dedos se congelan esperando al semáforo en verde en Gran Vía. Me apetece contártelas, pero no sé por dónde empezar. Mientras lo pienso, escucho al termómetro estornudar por la llegada de los números pequeños en la próxima estación.