Han pasado trece febreros. Trece febreros y dos días. El invierno era entonces distinto. Más largo, más frío. Yo era un joven de secano que buscaba mensajes en el mar. Hoy, trece febreros y dos días después sé que no hay guaridas para náufragos y que no hay náufrago que no busque, alguna vez, una guarida.
La guarida de los náufragos ©

Comentarios
¡saludos madrileños!
Réquiem...sí, una curiosa paradoja. Y este es un juicio lento...veremos cuándo se resuelve.
Me alegra descubrirte a ti también QuietBrown. Espero seguir siendo socio de las "antidecepciones".
Abrazos a todos
he decidido amenazarlo contra una pared, saltarme todos sus derechos y hacerle confesar. que luego invoque el habeas corpus o me denuncie ante el tribunal de ddhh...pero eso sí, y sabéis lo convincente que puedo resultar a veces...antes de dejarle ir a llorar a una esquina, mi futuro va a prometerme que a partir de ahora aquí se hará lo que yo diga. he dicho