Es una habitación tranquila, esta que esconde mis deseos. Discreta y silenciosa, es testigo de mis versos. Cómplice, el calendario marca la llegada de diciembre. Absurdo, el desorden imagina cartas sin abrir, remites sin escribir. La ropa sucia tirada por el suelo indica naufragio. Los restos de comida en el plato hablan de supervivientes. La madrugada está cerca y aún no he encontrado las llaves, las llaves que abren tu boca.
La guarida de los náufragos ©