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Rastros de una noche o amanecer desordenado

Me gusta cuando la melodía
transmite esperanza,
y los acordes vienen acompañados
de una naranja dulce y grande;
y, aunque fuera hace frío,
el sol que entra por la ventana
se cuela por las sábanas
venciendo al hielo del balcón.

Y dentro está caliente,
está ese libro que habla de la soledad,
las figuras del roscón
con restos aún de nata
y las monedas que sobraron anoche
esparcidas por la mesa.

También está el eco
del musical vespertino
en forma de folleto,
que me recuerda tu vestido
y el movimiento incesante de piernas.

Con el cambio de canción,
me ha deslumbrado la luz,
como el foco que atravesaba
el escenario
e iluminaba a la protagonista
y te he imaginado a ti allí
diciéndome que es posible,
que tu cuerpo,
extremadamente inflamable,
también se pueda colar
entre mis sábanas.

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