La empecé a olvidar
en la habitación de un hotel.
Recuerdo que me dio un libro
y tuvimos una conversación
seca y breve.
Luego se perdió
en la oscuridad del pasillo,
que se volvía negro y más negro,
como su vestido.
Me gustaban sus ojos grandes
y penetrantes,
sus piernas largas
y su sonrisa.
Un día llegué a intuir su boca,
pero se me olvidó pronunciar
las palabras adecuadas al oído;
o quizás susurrarle
un silencio preciso.
Siento un pellizco al recordarla, como
si yo fuera alguno de los tirantes
que aquella noche le arranqué.
La habitación del hotel era el mar
y, a ella, se la llevaron las olas
por el pasillo.
en la habitación de un hotel.
Recuerdo que me dio un libro
y tuvimos una conversación
seca y breve.
Luego se perdió
en la oscuridad del pasillo,
que se volvía negro y más negro,
como su vestido.
Me gustaban sus ojos grandes
y penetrantes,
sus piernas largas
y su sonrisa.
Un día llegué a intuir su boca,
pero se me olvidó pronunciar
las palabras adecuadas al oído;
o quizás susurrarle
un silencio preciso.
Siento un pellizco al recordarla, como
si yo fuera alguno de los tirantes
que aquella noche le arranqué.
La habitación del hotel era el mar
y, a ella, se la llevaron las olas
por el pasillo.
Comentarios
duele y es sensual a la vez